En marzo de 2021 comienza oficialmente la Conferencia sobre el Futuro de Europa, que pretende entablar debates y diálogos entre ciudadanos e instituciones de todo el continente, con el objetivo de configurar el futuro europeo. El paraninfo de San Bernardo ha acogido una jornada, organizada por la UCM, la Fundación General, el ICEI, la Escuela Diplomática de España y el Movimiento Europeo, en la que se ha analizado la oportunidad que presenta esta Conferencia, tanto para Europa como para su sociedad civil. El rector Joaquín Goyache considera que el papel de las universidades es fundamental, “ya que no sólo estamos para dar clases y respuesta a las demandas del tejido productivo, o a crisis como la de la COVID-19, sino también para formar en responsabilidad y en los valores que atesora esta UE que tanto amamos”.
En la clausura de la jornada, tras un día intenso que incluyó retransmisiones en directo con diversos representantes europeos, Francisco Aldecoa Luzárraga, presidente del Consejo Federal Español del Movimiento Europeo, coincidió con el rector en el papel importante que tienen que jugar las universidades en la Conferencia sobre el Futuro de Europa.
Una Conferencia que se presenta como un diálogo estructurado entre la sociedad civil y las instituciones, “para poner en marcha propuestas y ver cómo se pueden mejorar las políticas e incluso estar abiertos a la reforma de los tratados”. Informa Aldecoa que “se dice mucho que a Francia le conviene este calendario, porque si se mantiene un año, cuando se hagan las propuestas será justo antes de sus elecciones, pero realmente es bueno para Europa, pero también para España, porque si esto va adelante, puede ocurrir que la presidencia española de 2023 sea cuando toque modificar los tratados”.
En ese futurible papel será importante el papel de un observador dentro de la Conferencia que será el secretario de Estado para la Unión Europea, Juan González Barba, quien añadió que la Conferencia contará con una triple presidencia, tres representantes y cuatro observadores, que se corresponden con las siguientes presidencias rotatorias, lo que ha hecho que España tenga un observador en el Consejo Ejecutivo.
González Barba explicó que se trabaja, entre otras cosas, para garantizar que todos los ciudadanos del Estado español puedan participar en la Conferencia, sea cual sea su lengua oficial, y que no se olvide que “hay Estados cuyas regiones tienen competencias legislativas y, por lo tanto, un papel importante en la aplicación de las políticas comunitarias”.
Europeísmo
Tiene claro el secretario de Estado que el éxito de esta Conferencia depende de que haya una alta participación de la sociedad civil, y considera que “hablamos sobre el futuro de la UE, pero Europa es casi el aire que respiramos, es nuestro presente y como españoles no podemos concebir un proyecto nacional español desligado del proyecto europeo”. Cree González Barba que “la opinión pública española sigue siendo muy europeísta y eso hay que hacerlo notar”.
Aldecoa también destaca que haya un acuerdo a nivel europeo de nuestros políticos, a pesar de la crispación a nivel nacional, pero al mismo tiempo opina que es una “pena que la sociedad española esté un poco de espaldas a este proceso, porque se van poniendo poco a poco los ladrillos para hacer una catedral y la gente no se está dando cuenta”.
Coincide el rector Joaquín Goyache en que “hay un cierto grado de desafección y para que eso no progrese estamos las universidades y, en concreto, la Complutense debe ser uno de los pilares para acabar de desarrollar este proyecto europeo que está en vías de creación, porque “al final los ciudadanos y ciudadanas de Europa no estamos juntos porque sí, sino para construir grandes empresas”.
También Mónica Guzmán Zapater, catedrática de Derecho Internacional Privado de la UNED, cree que hay una desinformación total y desafección sobre la Conferencia. Opina a que se debe a que “desde que no entran los fondos europeos, el tema europeo ha caído en un saco roto, pero España tiene la obligación, y la universidad desde luego, de proporcionar todos los medios que ayuden a la divulgación en el corto y medio plazo, aunque en el medio y largo haya un déficit de formación europea”.
Asevera la catedrática que España tiene muchos puntos de convergencia con la UE y con los estados miembros de la UE por separado y eso debe enseñarse en los colegios y las universidades, porque “la nacionalidad es un sentimiento, y la pertenencia a una comunidad supranacional como la UE, que es un proyecto de paz, debe enseñarse”.
Juventud integrada
Enrique Barón Crespo, presidente de la Unión de Europeístas y Federalistas de España y ex presidente del Parlamento Europeo, contó que él entró en Derecho en 1960 y fue en 1962 cuando comenzó su conciencia política activa, con “motivo del congreso del movimiento europeo de Munich, que creó ese ambiente del contubernio de Múnich. Fue una toma de conciencia de la necesidad por trabajar para que España fuera una sociedad democrática y que se incorporarse a la construcción europea”.
Desde entonces han pasado 60 años y ve que "se ha avanzado mucho y que continuamos en la misma vía", y no sólo su generación, sino la de los jóvenes que toman el relevo y están dispuestos a continuar. Una de esas nuevas representantes es Guiomar Gutiérrez Pascal, secretaria general de los Jóvenes del Consejo Federal Español del Movimiento Europeo, quien defendió un debate intergeneracional, como el mejor modelo de aprendizaje.
Explicó que “si los jóvenes de hoy en día son nativos digitales, los menores de 35 años son además nativos europeos, porque han nacido dentro de la UE y algunos dentro del euro. Son la generación Erasmus, con una perspectiva diferente no representada por el resto de generaciones, y eso es lo que se quiere llevar al plenario de la Conferencia para explicar cómo quieren que sea la UE en el futuro”.
Es cierto que la juventud vive la lacra del desempleo y de las dificultades económicas, pero eso no es más que un acicate para tener voz y romper el tabú de que haya debates exclusivamente juveniles, porque “tienen esperanza, oportunidades, imaginación y un sueño de seguir construyendo esta catedral”. También Donia Stratu Strelet, presidenta de Jóvenes Europeístas y Federalistas de España, considera que “esta Conferencia surge en un contexto de crisis, pero nadie está preparado para este siglo XXI, así que esta Conferencia puede servir para reflexionar cómo queremos seguir construyendo nuestra democracia”.
Para Stratu es fundamental que el diálogo y las preguntas que surjan de esta Conferencia vayan al fondo de las cuestiones, que no se queden en tecnicismos, que se pregunten por los crecientes y preocupantes nacionalismos, por las guerras en las fronteras, por la disparidad de los sueldos según el género, por cómo se va a hacer realmente la transición verde, por cómo la técnica impulsa el progreso dejando al ciudadano al margen…
Gutiérrez Pascal reivindicó además que en las mesas haya paridad, y aunque no defiende las cuotas a veces son necesarias para que haya más mujeres representativas que empujen a los jóvenes a las instituciones europeas. Stratu Strelet añade que “hay que crear un mundo donde todos los hombres y mujeres ostenten dignidad y sean libres, esa debe ser la rebeldía de los jóvenes del siglo XXI”.
Por todo ello, y de acuerdo con Stratu, “los jóvenes no pueden ser cajas de resonancia, conformándose con la injusticia y la vulneración de su libertad. Hay que ser activistas, porque la democracia funciona mientras se lucha por ella”. Cree la presidenta de Jóvenes Europeístas y Federalistas de España que Europa necesita un impulso que bien puede ser esta Conferencia, “Europa necesita de todos, con una clara distribución de competencias, con un objetivo común para poner el tejado de nuestra catedral y esta es la unión política federal, algo que no es nuevo, ya lo decía Robert Schuman en 1950”.
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